La Paloma
- Mitchie Martín
- 4 sept 2019
- 1 Min. de lectura
La planta más alta del edificio San Telmo nunca está desierta. Aunque no haya nadie, ni en la más profunda quietud de la noche es posible sentirse solo ahí. Lo sabes cuando oyes el crujir de las puertas de madera o cuando te sobresalta el aleteo de una paloma que rompe el silencio nocturno. Incluso cuando, subiendo las escaleras hacia el último piso, el busto de una mujer señala con su mirada casi perdida la puerta que vas a cruzar.
Es una puerta enorme. A pesar de su tamaño, es sorprendentemente ligera. Las sombras inquietas de las palomas que habitan el tejado interrumpen intermitentemente la luz de la luna que entra por los ventanales, dejando intuir una gran silueta que vigila desde el final de la estancia (...)
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Si quieres saber cómo continúa la historia pincha aquí para poder leerla en su lugar de publicación original del blog del Ateneo de Málaga.
Mitchie Martín
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